Estela de Zurita

Son muchos los vestigios del pasado que nos muestran la rica historia del valle, pero quizás es la Estela de Zurita (s.II-III a.C.) lo más representativo y espectacular de nuestro pasado.

Son muchos los vestigios del pasado que nos muestran la rica historia del valle, pero quizás es la Estela de Zurita (s.II-III a.C.) lo más representativo y espectacular de nuestro pasado.

Es una estela discoidal, objetos que se solían encontrar en el lugar de un enterramiento o donde ocurrió un óbito, su forma circular con un ancho pie en la parte inferior que servía para clavario en la tierra.

Se encontró a 9 Km. en línea recta de Barros y Lombera, se empleó la arenisca lo que lleva a pensar que no sea originaria del Valle. Ya en los siglos XVII y XVIII fue objeto de admiración y despertó gran interés tanto por sus medidas (200 cm. de diámetro x 20 cm. de grosor) como por sus representaciones, fueron F. Calderón y G. De Rueda en el año 1934 quienes la dieron a conocer.

En una de sus caras se aprecia una decoración geométrica realizada con la técnica de la inscultura.Alrededor de una cazoleta central, rodeada de un anillo rehundido vemos cuatro crecientes lunares enfrentados dos a dos y cuyas puntas están rematadas por pequeños circulos, los crecientes lunares están dispuestos en posición de cruz, rodeándolo todo tres círculos concéntricos. Representa tres bandas circulares concéntricas y una especie de cruz formada por cuatro brazos curvos, terminados en discos, símbolo considerado propio de los cántabros. En la otra cara destaca una doble escena figurativa, no geométrica, que además ha sido realizado en bajorrelieve, técnica que sólo aparece en este ejemplo dentro del núcleo de estelas discoidales cántabras. Se trata además de un bajorelieve casi plano que apenas sobre sale del fondo rehundido, sensación que es aument por la fuerte erosión que ha sufrido esta cara. La escena esta inscrita en una circunferencia de 1'10 m. de diámetro. El campo se encuentra dividido en dos escenas separadas por una moldura lisa en forma de línea horizontal.

La parte superior, que ocupa las tres cuartas partes del disco tallado representa a un caballo estante en la parte izquierda con la cola enarcada y mirando hacia la derecha.
Parece que lleva un jinete con los brazos en cruz, pero el deterioro de la escena no permite confirmar esta teoría, todo lo más constatar que se aprecia una protuberancia sobre el caballo. Frente al animal mirando hacia la izquierda, se representan dos guerreros estantes armados con grandes escudos redondos y empuñando largas armas, lanzas. En la escena de la parte inferior hay un guerrero caído sobre sus rodillas y parece apoyar la cabeza sobre una roca.Va armado con un escudo redondo del tipo "caetra". Desde el lado izquierdo se lanza sobre él un ave de gran tamaño, posiblemente un buitre u otro carroñero.

Estas dos composiciones iconográficas de tipo figurativo están rodeadas por los tradicionales círculos concéntricos, en este caso dos, y un tercero más ancho que recorre el borde exterior de la estela. La explicación es que los Cántabros practicaban la cremación con los difuntos, excepto los que morían en el campo de batalla, porque creían que si los dejaban yaciendo allí los buitres abrirían sus entrañas para transportar las almas hasta el cielo.

La simbología de este tipo de testimonio está unida al mundo de la muerte y a la adoración de los astros.

En la actualidad se encuentra en el Museo Regional de Prehistoria y Arqueología de Santander.