Salud

Bailar, reír y hablar: otras formas de luchar contra el cáncer de mama y abordar su prevención

El alcalde, Carlos Caramés, clausura la tercera edición del Programa de bienestar “Aplicando la danza para la sociedad” liderado por la bailarina profesional y doctora en Artes Lucía Sierra Cano, en colaboración del Ayuntamiento de Piélagos, en el que han participado 35 mujeres y que continuará el próximo curso

Bailar, reír y hablar no sólo son otras formas de luchar contra el cáncer de mama y los efectos secundarios de sus tratamientos sino también una herramienta eficaz para abordar su prevención.

Lo saben muy bien las 35 mujeres que desde el pasado mes de enero han participado en la tercera edición del Programa de bienestar “Aplicando la danza para la sociedad” liderado por la bailarina profesional  y doctora en Artes Lucía Sierra Cano, en colaboración del Ayuntamiento de Piélagos, que se despide hasta el próximo curso, tal y como avanzó durante la ceremonia de clausura el alcalde del municipio, Carlos Caramés.

Explorando los beneficios terapéuticos de la danza

Fue hace una década cuando esta joven vecina de Carandía decidió poner en marcha el Proyecto ‘Pura Vena’ (https://www.puravena.es/) para explorar los beneficios terapéuticos de la danza  y mejorar la calidad de vida de mujeres como su madre a la que, por aquel entonces, acababan de diagnosticar un cáncer de mama.

Tras unas primeras jornadas celebradas entre los meses de noviembre de 2021 y febrero de 2022, en las que participaron únicamente mujeres afectadas por esta enfermedad (que estaban en tratamiento o que ya lo habían superado), a partir de la primavera de 2022  el proyecto de Lucía Sierra Cano creció y ya convertido en un Programa de bienestar se consolidó como un método de prevención para la sociedad, en general.

De esta forma, a lo largo de los últimos seis meses, cada martes y viernes, el primer grupo, el de las “anfitrionas”, nombre con el que la joven bailarina habla de las mujeres que hicieron posible el arranque y la consolidación del proyecto, dan el relevo a esas otras que han encontrado en la danza una forma de sentirse mejor, de pasar un buen rato e, incluso, de hacer nuevas amigas.

“La existencia de dos grupos es una idea muy buena y no sólo porque sirva para abordar la prevención, ya que no podemos saber cuándo nos puede tocar la enfermedad sino también para crear una red de apoyo y solidaridad porque sabes que, si algún día te pasa, ellas te van a facilitar su conocimiento y experiencia y van a estar ahí”, explica Lucía Sierra Cano.

La bailarina, coreógrafa y doctora, quien incide en que este proyecto hace posible hablar del cáncer un tema que, en su opinión, sigue siendo “tabú”, destaca el compromiso y la lealtad de todas las participantes, de las que dice aprender cada día.

“Estoy muy contenta, han sido cuatro años de aprendizaje constante sobre la enfermedad, nuevos tratamientos, efectos secundarios o estados de ánimo a los que he tratado de aportar mi granito de arena, a través de las posibilidades que ofrece la danza”, afirma Lucía Sierra Cano, quien comenta que, en esta última edición, ha llegado mucha gente nueva, gracias al boca a  boca, lo que ha sido, para ella, “todo un aliciente”.

Respecto a la dinámica de las clases, comentó al alcalde, Carlos Caramés, que clausuró el programa acompañado por las concejalas de Sanidad, Inmaculada Araunabeña, y de Atención al ciudadano, Gloria Bárcena,  que siempre empiezan con la dinámica del “¿qué tal?”, sobre todo en el primer grupo, el de las mujeres que tienen cáncer o ya lo han pasado.

En este sentido, matiza que, hay veces, que no se baila mucho porque lo que hace falta es apoyo, hablar y sociabilizar, compartir esas cosas que nos preocupan, al tiempo que bromea y aclara, “aquí hablamos hasta en la barra”. “Reímos, podemos hablar y procuramos que siempre haya alegría, vida e ilusión”, resume.

Al final, nos reconforta a todas

Lola, una de las participantes más veteranas explicó al regidor municipal que el Programa de bienestar ‘Aplicando la danza para la sociedad’ influye en las participantes tanto “a nivel físico como psíquico”.

De hecho, incidió en que “todas las que hemos pasado la enfermedad nos apoyamos unas a otras y seguimos luchando”. Es más, apuntó, “cuando alguna está algo baja, le decimos venga, salimos, hablamos y eso, al final, nos reconforta a todas”.

Para Carmen, otra de las participantes, lo mejor de las sesiones que Lucía Sierra Cano imparte en el Centro Cultural Quijano es “piratear todo lo que puedo de los jóvenes, que es muy positivo absorber otras energías”.

Sin embargo, para Ana Rosa la clave del grupo reside en  “la energía que nos transmite Lucía”. Según cuenta,  “te anima y si algo sale mal se repite las veces que haga falta, sabe comunicar, animar y apoyar”.

Por su parte, Elvira  dice aprender de las mujeres que han superado el cáncer o se están enfrentando a la enfermedad. “Cómo te vas a quejar de bobadas si las ves a ellas que vienen y están aquí peleando todas las semanas”, subraya.

La misma idea es compartida por Charo, quien se muestra convencida de que de las sesiones “sales con la cabeza limpia”, incluso cuando llegas “hecha polvo”, al tiempo que se muestra convencida de que “lo mejor es  hablar con tus compañeras, preocuparte por ellas, por esas  mujeres que están en tratamiento y achuchar a las que están un poquito más débiles”.